El pasado día 18 de septiembre, bien tempranito nos pusimos en camino, porque había que hacer muchos kilómetros hasta Cuenca, donde teníamos concertada la comida en el Restaurante del Hotel Torremangana sobre las dos y media. Desayuno en ruta antes de llegar a Madrid en un área de servicio, en la que coincidimos con una excursión a Toledo de gente del vecino pueblo de Alía.
Una vez en nuestro hotel, nos instalamos en las habitaciones y bajamos a comer. Sin tiempo para siesta, nos dirigimos a la Ciudad Encantada (Sitio Natural de Interés Nacional), a unos 35 de kms. de la capital. En este bello paraje calcáreo de la serranía conquense, pudimos disfrutar de un agradable paseo en el que descubrimos un laberinto de formaciones rocosas que se remontan a la Era Secundaria y que dan lugar a diferentes figuras bautizadas por la imaginación popular con nombres de animales y objetos. El perro, Los barcos, Lucha entre elefante y cocodrilo o Los amantes de Teruel son algunas de las formas más representativas que pudimos contemplar.
De regreso al hotel, el tiempo justo para ducharnos y cenar con idea de posteriormente dar una vuelta por las ambientadas calles y plazas de Cuenca en su festividad de San Mateo, de las cuales fuimos testigos algunos y algunas.
El domingo 19 por la mañana, desayuno tempranero pues a las 10:00 h., habíamos quedado con nuestro amable guía Guillermo en las puertas del Hotel. Durante el recorrido de 12 kms. en autobús hasta la Ciudad Alta, atravesamos la Ciudad Nueva y pudimos deleitarnos con las vistas panorámicas de la hoz del río Huécar. Una vez en la Ciudad Alta, explicación del conjunto histórico y barrios tradicionales, con vistas a ambas hoces, así como ruta por el callejero urbano más característico. Continuamos nuestra visita admirando las casas colgadas y atravesando el Puente de San Pablo, no sin antes haber pasado por el barrio y los “rascacielos” de San Martín.
Finalmente, regreso a casa después de comer. Durante nuestro trayecto, tanto a la ida como a la vuelta, el viaje estuvo amenizado en algunos momentos por la guitarra de nuestro compañero de viaje Cesáreo Plaza y por los chistes de algunos acompañantes. Además, y por gentileza del Excmo. Ayuntamiento pudimos degustar perrunillas, acompañadas de unos chupitos de licor de gloria.
Agradecemos desde estas líneas a todos los guadalupenses que han participado de este viaje socio-cultural, así como a la gente de Alía, Navezuelas y Peraleda de la Mata, quienes también lo compartieron con nosotros, esperando que disfrutaran de esta corta pero placentera excursión.
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